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PORNOPETRÓLEO: transcripciones y traducciones desobedientes Pao Lunch

Los procesos socionaturales que escriben los ambientes y los territorios me interpelan a ensayar modos de actuar en la historia a través de las imágenes y me estimulan a escribir algunas ideas entre violencias, deseos, fantasmas, cuerpos, sutilezas, pugnas y resistencias que habitan mis prácticas artísticas.

Específicamente voy a referirme a los trabajos realizados entre 2014 y 2016 que condensan construcciones estéticas y políticas como herramientas de pensamiento que dicen acerca de algunas fronteras del extractivismo y del circo del terror que lo hace posible.


- Quiñe -

EXTRAER, SEPARAR, DAR RESTOS

“Chispazos de una intermitencia maquinal

lían los filamentos sueltos, derraman baldes

de sombra y alteración de las palabras.”

Prosa plebeya. Néstor Perlongher

Porno-petróleo es un boceto, una constelación pasajera. Se trata de un ensayo que ensambla la pornografía -en tanto herramienta teórica y visual- y el petróleo/sangre como principal fluido que sostiene el capital. Dos coordenadas que hacen a mi existencia y que tienen repercusiones singulares que exceden mi cuerpo y en mi habitabilidad.

Se trata de proponer un ensayo de otros tiempos que supere el encastre cronológico de las sucesiones, de compartir una experiencia situada de anacronismo. La ancestralidad del petróleo (acumulación fosilizada devenida producto fundante del capitalismo moderno) y la fluidez de la sangre (producción cotidiana, singular y devenida en energía de producción mercantilizada) están combinadas ilegalmente en un lienzo poroso. La saliva como sustancia aglutinante, enzimática, fusiona, expande, amortigu0 y amplía la variabilidad de colores. Estas sustancias producidas bajo enorme presión son sustraídas a un sistema económico y puestas en una situación de improductividad funcional (la sangre no dará trabajo y el petróleo no dará energía). El objetivo es que provoquen otra cosa: un piquete, una deliberada contaminación, que “hackée” la inmiscibilidad e interpelen los fundamentos del sistema capitalista.

Escriben Deleuze y Guattari en L`Anti-Oedipe (1972):“La máquina deseante no es una metáfora; es lo que corta y es cortado según estos tres modos: el primer modo remite a la síntesis conectiva y moviliza la libido como energía de extracción. El segundo remite la síntesis disyuntiva y moviliza el Numen como energía de separación. El tercero remite a la síntesis conjuntiva y moviliza la Voluptas como energía residual. Bajo estos tres aspectos, el proceso de la producción deseante es simultáneamente producción, producción de registro, producción de consumo. Extraer, separar, dar restos, es producir y efectuar las operaciones reales del deseo”. (1972, 46)

Tanto el petróleo como la sangre son sometidas a esas lógicas de producción. Exploración y extracción jeringica, fuerza creadora de energía vital, propiedad del estado; separación, fragmentación, inspiración, destilación, despliegue de todos los métodos de separación de fases de un sistema y recirculación de los restos, restos acuerpados en el territorio, tatuados por estas fronterizaciones, refinados, empobrecidos, recirculados, minorizados. El sistema capitalista avanza, siente placer, deleite y gozo apoyado en la concepción lineal del tiempo. La satisfacción de expandirse, reproducir/se. Así, genera la supuesta explosión de placeres desafectados, organizados: el mercado, los espectáculos, los entretenimientos, los juegos y las fiestas.


De los materiales: petróleo, sangre y saliva

“… extraviado en el regreso,

a donde vamos y vivimos el fuego

emerge de la tierra es llevado pienso en los deberes para permanecer de espalda a ustedes en silencio

no

puede detenerse.”

Poesiasong. Verónica Padín.

Vivo en Neuquén. Aquí el 25 por ciento del total de recursos del Estado neuquino se explican por las regalías del petróleo y el gas y el canon extraordinario de producción. Hay trépanos por todos lados. Nuestra vida depende del precio del petróleo, aunque no seamos petrolerxs. La tierra se explota, se contamina legalmente y se expropia el territorio mapuche, entre otras tantas problemáticas que genera la industria petrolera.

El petróleo es un fluido que se encuentra junto al gas natural. Está constituido por un conjunto de compuestos orgánicos, básicamente formados por carbono e hidrógeno (hidrocarburos). Se encuentra en la profundidad de la Tierra, en las cuencas sedimentarias donde se originó. De manera que la teoría más aceptada acerca del origen del petróleo es la sustentada en materia orgánica: en depresiones, cuencas, se depositan restos de organismos, de manera que la materia biológica deviene materia orgánica en millones de años. Si esta se preserva y -se mantiene sin oxígeno-mientras la presión y la temperatura sean suficientes (suficiente horno) se transforma en petróleo y/o gas.

Los derivados del petróleo no sólo mueven automóviles y maquinaria, sino que son utilizados en muchos productos que hacen al confort de la vida cotidiana, por ejemplo: telas sintéticas, plásticos, pinturas, adhesivos. Es poco imaginable, en el corto plazo, un mundo sin petróleo.

La constante declinación de los yacimientos petrolíferos se traduce en un aumento en el costo de la producción de los mismos. Por otro lado, la explotación de los yacimientos más rentables ya se realizó en el pasado. Ahora, se deben poner en escena métodos de extracción más complejos y más contaminantes. Mientras tanto, el desarrollo de la actividad exploratoria siempre está justificada.

La extracción es una actividad científica y tecnológica, trata de buscar el recurso en el que intervienen muchas técnicas que dan distintos elementos para llegar al indicio. Por ejemplo, la gravimetría, sísmica de reflexión (ecografía del subsuelo) Sísmica 3D, la magnetotelúrica, magnetometría y la perforación. Las prospectividades (situaciones exploratorias potencialmente perforables con acumulación, comercial o no, de hidrocarburos) de las cuencas permiten la realización de la perforación.

Hay dos tipos de pozos petroleros, de estudio, que saca testigos continuos, y los exploratorios, que accederán al petróleo. Se analiza la porosidad de las rocas para almacenar hidrocarburos y las características de piedras ricas en materia orgánica que sean capaces de generar los hidrocarburos llamadas roca madre.

Todos los contenidos científicos que se pueden desplegar para leer el asunto del petróleo permiten también leer lo que queda fuera de este relato, lo que no tendría lugar. El hambre, los territorios fragmentados, contaminados, la mutilación cultural de las comunidades originarias que son territorio, las enfermedades, las muertes. De manera que el petróleo puede entonces leerse como un fluido del capital. Está constituido por un conjunto de intereses económicos que lo hacen ser lo que es, básicamente formados por multinacionales. Es un producto social, cultural. Se encuentra en la profundidad de la ñuke mapu.

La teoría más aceptada acerca del origen del petróleo es la muerte, la pudrición, el ahogamiento y el comercio a altas presiones y temperaturas.

Los derivados del petróleo mueven el mundo. Cada vez necesitamos más petróleo, más muertes rentables y menos testigos.

Aunque el petróleo esté en el patio de tu casa, no es tuyo, es, en principio, del estado. Lo mismo que la sangre. La sangre fuera de tu cuerpo es material patológico. Algo ilegal de manipular, contaminante, incinerable.

La sangre es un tejido fluido que circula por nuestros capilares, venas y arterias. Contiene elementos sólidos y líquidos entre los sólidos podemos encontrar los glóbulos blancos (leucocitos), glóbulos rojos (eritrocitos) y las plaquetas. El elemento líquido es el plasma. Es una plaga de moléculas biológicas producida cotidianamente en relación, principalmente, al metabolismo de un cuerpo. Testigo de prospectividad: enfermedades, consumos y/o valores normales/sanidad.


Hay distintos tipos de sangre, la sangre también es un fluido social. Es fuerza, sentimiento, es alimento, es raza, familia, trabajo, herencia. La sangre, al igual que el petróleo, reduccionismo, es muerte y es vida.

Como las cualidades materiales de la sangre y el petróleo hacen a mi cuerpo, empecé a pensar la posibilidad de manipularlos. Para construir un piquete tenía que buscar personas que robaran petróleo para mí, ya sea al estado o a una multinacional y también conseguir que me extraigan sangre ilegalmente y me la den para que yo pueda trabajar con ella.

Busque por todos lados. Encontré a una marica petrolera dispuesta a ayudarme y a una compañera docente de una escuela técnica, que había trabajado sacando sangre en el hospital. Ambos venían de familias petroleras, toda su vida se habían vinculado con esta industria y sabían de esas violencias machistas. Les realicé una serie de entrevistas mientras experimentaba con los materiales.

Pintaba, en principio pliegues, superficies táctiles y deseables. Anos de petróleo y sangre. En la búsqueda de hacer ese cuerpo comencé a escupirlo. La saliva amortiguaba los colores. Con su enzima (ptialina) me extendía la sangre a otra gama, algo como lo que sucede con las palabras en el habla. La saliva habilita la voz y la alimentación, cicatriza los tejidos orales, lubrica, tiene una función antibacterial y antifúngica. Se volvió un material transparente entre dos mundos heterogéneos, uno con una temporalidad de millones de años y uno actual, uno producido por mi cuerpo y otro por la ñuke mapu, uno orgánico y otro biológico.

En una primera etapa de trabajo, me encontré con limitaciones del material. Mientras el petróleo tardó en secar un par de semanas, la sangre, sólo lo hizo en 20 minutos, luego de la extracción. Me costó encontrar sitios para la conservación ya que – además de tratarse de materiales contaminantes - toda partícula que volaba se adhería. En cuanto a la ubicación, donde ponía petróleo la sangre se descascaraba y donde ponía sangre el petróleo sudaba.



Reproducción asistida. Tríptico de 90 x 70 cm de sangre, petróleo y saliva sobre tela; realizados en Neuquén, 2010.

Necesité entonces disponer de más tiempo para manipular la sangre en la construcción de la imagen. Buceé en mis conocimientos en química y descubrí la ruta del citrato. Se trata de una serie de reacciones químicas habilitadas por un medio de cultivo mejor que la heparina (este anticoagulante generaba una suspensión similar a la tinta china). El citrato me permitiría mantener las células vivas fuera de mi cuerpo. Ésta fue una preocupación que compartí sistemáticamente con conocidxs y amigxs.

Un día llega un mensaje a mi celular, se trata de un hematólogo amante de la teoría Cuir. Luego de encuentros y apasionantes conversaciones acerca de la potencialidad del trabajo, él confiesa que podrá robar del laboratorio de cirugías estéticas todo lo que necesitamos. Pronto montamos un laboratorio casero y, modificando la alimentación y la actividad física, produje distintos tipos de sangre, distintos colores y densidades. Mi sangre estaba viva fuera de mi cuerpo por diez días aproximadamente. Contaba con células vivas para matar lentamente en la imagen, en un acto de desquicie romántico. Un poco menos de mi cuerpo. Mi cuerpo era en exceso productivo. Llegué a pensar que esas células actuaban como el Angelus novus de Benjamin (1973), en tanto podían mirar hacia atrás, reconstruir lo destruido y despertar los muertos. Analizando las células de la sangre podría ver mis hábitos, mis aspectos fenotípicos y genotípicos, la herencia genética, manipular la sangre para lograr otros efectos como la hemólisis (ruptura de los glóbulos rojos que transportan oxígeno) y generar imágenes y matar, despertar la muerte misma. La historia como naturaleza, la naturaleza como historia.

S/T. El primer cuadro corresponde a la primera etapa de producción, 2014,y el segundo a la ruta del citrato, 2016. El cuerpo como territorio

“La espera del silencio, Y no el silencio, Es lo que aturde.” La pasajera de arena. Macky Corbalán

Al construir las pinturas de petróleo, sangre y saliva fui bordeando desde pliegues, perforaciones, retratos de artistas neuquinxs contemporáneos que son artistas gracias al dinero de la industria del petróleo. También pinté un obrero con dos herramientas en la mano y otro con borcegos de sangre descascarada. Pinto lento, toda yo, conmigo y sola. Aun cuando me alejo física y temporalmente de las pinturas siento la potencia de la imagen. A veces imagino una turba iracunda de molecularidades que se detienen, que hacen silencio. Otras veces duelo, dolor como vida exacerbada, me chupo mi propia sangre en la potencia de detener algo con el surgimiento de imágenes. Algo así como un ritual que no adora dioses, que no responde a festejos nacionales, un ritual que detiene el terror como si se tratase de fotografiar intensidades contaminantes, muertes. En medio de estas ilegalidades me dejo ocurrir y pienso en las performatividades de la muerte y en el silencio.


“…Mitologías del miedo: teatralidades distópicas que espejan una realidad altamente dislocada”, anota Ileana Diéguez en Necroteatro (2013 – 2014) y agrega que: “La diseminación de la muerte y su exposición punitiva ha impulsado las más terroríficas formas de representación. Son esas escenificaciones las que proponemos leer como el despliegue de un necroteatro, esencialmente vinculado al propósito de poner ante los ojos la evidencia espectacular del sufrimiento, la escena aterradora de un necropoder que aniquila el cuerpo humano en vida y post mortem con propósitos aleccionadores. La escena a mostrar es configurada a la manera de una “naturaleza muerta” donde las disposiciones de las partes definen el discurso; una escena que actúa como punitivo memento mori” (2013 – 2014, 11).

Voy siendo esculpida por la experiencia de recordar que moriré, que mueren, que matan. Tanto en la industria del petróleo como en la industria de la medicina. Releo intensidades en el mirar la sangre y el petróleo como materias primas y a la vez como desechos. Junto a la saliva vibran otros tiempos. El tiempo político del piquete que interrumpe la producción, que detiene pero que a la vez hace un trabajo de memoria[1]. Expone, detiene y/o desvía el supuesto progreso. Ese progreso que arruina, que produce ruinas territoriales.

El territorio no es natural, es la construcción del espacio social, ritmo de procesos sociales. Encarna el lugar físico vivido, prácticas sociales, interacciones, recuerdos, recuerdos de recuerdos, memorias, personas, flujos, relaciones de poder. Sistema económico, privatizaciones.

En el artículo “Territorios, cuerpos y subjetividades en disputa” (2018), en el que se explican los nuevos modelos de acumulación y las cartografías del despojo en la Patagonia, Irina Gari escribe: “… algunos departamentos cordilleranos de las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut llegan a un porcentaje de extranjerización de la tierra de un 30% al 80%, mayoritariamente concentrada en manos del grupo Bennetton, Lewis y Tompkins. Algunas zonas del macizo patagónico no tienen nada que envidiarle a un queso grouyere: La megaminería avanza, a pesar de luchas históricas como las de Esquel y Loncopué, con sus sopas químicas a cielo abierto. Los monocultivos forestales de pino y eucaliptus arrasan con el ixofijmogen y se disfrazan de bosque. Las fronteras energéticas parecieran ser las vedettes revelación: Plantas nucleares, megarrepresas e hidrofractura se le suman a la extracción de hidrocarburos convencionales, y la vecina sigue calentando su casa con una garrafa que hoy llega a los 200 pesos. Agroquímicos en los valles para la fruta que comerán en la Unión Europea. Feed Lots corridos por la soja, esos campos de concentración donde se sacrifican cuerpos para la cena de navidad de la familia argentina especista. La privatización de las costas de los ríos y lagos tiende alambrados no sólo en el acceso al agua potable sino también a la posibilidad del disfrute y constante diálogo con aquello que nos da vida. Enclaves chupasangre capital intensivos que rompen los pocos tejidos comunitarios que quedan, como así también imponen formas de ser y estar en el mundo” (2017, 2).

El cuerpo como territorio excede el pensamiento sesgado del mapa geográfico y de la anatomía. Es una manifestación en el espacio/tiempo interconectada que provee energía vital en la red de la vida que incluye al sol, agua, fuego, viento, oralidad, pensamiento y todo lo que constituye cosmogonías. Entonces, me pregunto:¿Qué política diferente de las biopolíticas estatales puedo ir siendo/haciendo/acuerpando?

En el texto Feminismos Comunitarios (2010), Lorena Cabnal recupera la conexión entre cuerpo y territorio, implosionando la interseccionalidad. Ella escribe: “No defiendo mi territorio tierra solo porque necesito de los bienes naturales para vivir y dejar vida digna a otras generaciones. En el planteamiento de recuperación y defensa histórica de mi territorio cuerpo tierra, asumo la recuperación de mi cuerpo expropiado, para generarle vida, alegría vitalidad, placeres y construcción de saberes liberadores para la toma de decisiones y esta potencia la junto con la defensa de mi territorio tierra, porque no concibo este cuerpo de mujer, sin un espacio en la tierra que dignifique mi existencia, y promueva mi vida en plenitud. Las violencias históricas y opresivas existen tanto para mi primer territorio cuerpo, como también para mi territorio histórico, la tierra. En ese sentido todas las formas de violencia contralas mujeres, atentan contra esa existencia que debería ser plena”(2010,23).

Y, lamentablemente, no es sólo violencia contra las mujeres, ni hablar del resto de las poblaciones minorizadas por la composición de su sangre, por los genitales que porta o no, por los corrimientos a las supuestas normalidades. Normalidades que acuchillamos constantemente con nuestras existencias, inestabilidades, esfuerzos, incoherencias, incertidumbres, insumisiones, transgresiones, vaguedades, desorden, inmoralidades, ilegalidades. De eso se trata este trabajo que no nuclea un cuerpo de obra configurado por materiales expositivos desafectados, sino que respiran procesos interconectados y sublimes en tanto sentimiento que contempla el displacer, detenidos (y no) en la imagen. Las imágenes de pornopetróleo detienen lecturas naturalizadas para extrañar. A veces se ubican entre lo que hace a uno y otro pensamiento, silencian con interferencias, gritan con desagradables intervalos de mudez, resisten rechazando algo más que un modo de vida. En el texto “Variaciones del cuerpo poético” (2017), Adrián Cangi relaciona la construcción del cuerpo poético y el silencio. Al respecto escribe: “Más allá del oír y del ver, y en la plena distinción entre ambos, el silencio atraviesa todas las tecnologías de occidente. Desde el arte de callar hasta las formas retóricas del silencio, el sujeto que se sustrae exhibe en un gesto su irreductibilidad al lenguaje en el cual se encuentra dispuesto. Una forma de vida ética y poética que llamamos “cuerpo poético” habita en la tradición del silencio como resistencia a cualquier operación técnica de las retóricas del sentido y de la representación.” (2017, 19)


- Epu - Desobediencias

“Si los episodios se me escapan de las manos tal será la clase de episodios

que el reino de Ud. tendrán en cuenta.”

Poemas 1969 - 1985. Osvaldo Lamborghini


La formación del Estado Nacional, las Instituciones y los Discursos que estructuran saberes y prácticas se arraigan en la matriz moderno colonial de género capitalista heteropatriarcal. Algunos de estos mandatos son los que se ponen en cuestión en este trabajo. Así es que, en principio, (me) invita a reflexionar sobre modos epistémicos, metodológicos, estéticos y políticos disidentes articulados en la construcción de imágenes. A la vez, se constituyen como borradores de alternativas, en sintonía a la construcción de posibilidades del “buen vivir”[2]; de las ausencias y emergencias de forcluidxs, pero en proyección y reconstrucción. La modalidad de trabajo es pura praxis[3] que insubordina cierta hegemonía epistémica en torno a la cultura punitiva tradicional. Aquí, la violencia es objeto de denuncia y de producción. Violencia colonial, machista, del Mercado, del Estado, de los Dispositivos médicos, de la Pornografía.


Material básico de trabajo. Imágenes de Diciembre 2015. La apropiación de los insultos, de las clasificaciones vinculadas a estereotipos me han permitido hacerme más carne y desplegar estrategias para conseguir dinero, estudiar, lograr títulos, para hacerme la artista y para ir armando– en guerra continua- ese buen vivir. El habitar contextos fronterizados que van de la calle a la academia, de los museos topísimos a los bolichones lésbicos reguetoneros, de los laboratorios de análisis químicos a las transpiradas marchas docentes, me ha enseñado que los códigos no tienen nada que ver con la ley y que todas mis potencialidades trans podrían ensamblar dispositivos en entre lugares. En muchas ocasiones en las que me encontré trabajando terminé en procesos extraños y alejados de lo que moralmente debía ser/hacer, pero en pos de la justicia social. No sé si se trata de la piquetera neuquina que a veces soy, o de resistir a los modos de producir conocimiento en las carreras que hice de Ciencias Naturales. Los modos de desplegar luchas que excedan la protesta bordean, por ejemplo, la construcción de mi maternidad sin respaldo legal ya que, en palabras de abogada, no existe figura legal para el vínculo que tengo con mi hija, sobre todo por fuera del matrimonio igualitario.

La ley siempre deja gente fuera. No está exenta de extractivismos. En palabras de Eugenio Zaffaroni (2014): “El poder punitivo lo tienen ante todo los legisladores, que son los que hacen la ley. Después lo tienen los jueces, que son los que aplican la ley y, por último, la policía que son los que ejecutan las ordenes de los jueces. Esto es totalmente inexacto, pero, es lo que normalmente se enseña. La sanción de la norma penal es la pena, es lo que a cada penalista se le ocurre que la pena debe hacer. Es el debe que está en la cabeza, es el debe del deber ser. No es el ser de la pena. El deber ser, si es el debe ser, es porque no es, o porque aún no es”. Y continúa diciendo: “Si cada vez que se viola una norma o se cae en una de las descripciones de delito explicitadas en el código penal tendría que operar el poder político, deberíamos estar todos presos. El programa es absolutamente inacabable. Las agencias de criminalización secundaria (policías, tribunales, prisiones) tienen una capacidad limitada. Este enorme programa sólo funciona por fragmentos entonces existe la selectividad: es la selección para la criminalización primaria. La hacen las agencias ejecutivas del sistema penal. El juez tiene el poder jurídico para hacer continuar o no un proceso de criminalización. Se selecciona por estereotipos que son síntesis de prejuicios negativos que existen en una sociedad y en cada época, y se construyen a través de la comunicación masiva”. Asimismo, esos estereotipos se relacionan con las características fenotípicas que expresan el material genético contextualizado.

Por otro lado, acerca de las conductas delictivas certifica Zaffaroni que, por regla general e introyección del rol y por demanda social, estas personas saben delinquir, pero en general comenten delitos groseros, con operaciones toscas. Frente al delito grosero es más fácil criminalizar. La selectividad estructuralmente cae en sectores más carenciados, en los más vulnerables. Los más sucios, contaminados, los más turbios, los pobres, los minorizados.

En este relato podemos leer la irracionalidad racional del sistema que no resuelve el conflicto y que construye a ese poder punitivo en un dios falso apoyado en el derecho penal que a veces sirve para algo, a veces para nada. A veces se convierte en un poder genocida, masacrador. Zaffaroni también asegura que el mayor número de muertes fue generado por el poder punitivo desbocado, entonces el poder jurídico es el encargado de contenerlo.

El estado paternalista impone una moral, garantiza derechos inmoralmente. Nuestro derecho es un derecho intrascendente de la persona, es el respeto a la dignidad de la persona como ente poseedor de una conciencia que distingue entre el bien y el mal. Conciencia que la tiene el otro que tengo enfrente y a la cual su conciencia le puede indicar otro criterio moral distinto del mío y los dos tenemos que convivir [4]. De manera que la tensión en la perspectiva de los derechos que aborda este trabajo intenta, al menos, no cometer delitos groseros y posicionarse, como dice Rosi Braidotti en Lo Posthumano (2013): “De la mano con los posthumanismos críticos experimenta nuevas reivindicaciones de comunidad y de pertenencias por parte de singularidades subjetivas que han tomado distancia del individualismo humanista” (2013, 53).

Un ser humano independiente de toda situación espaciotemporal, el universalismo borra accidentes contextuales, que se subrayan en este ensamble. El modelo extractivo genera consecuencias en las relaciones interculturales y formatea específicamente los géneros y las sexualidades.

La ilegalidad habitada en el proceso de construcción de esta práctica artística estimula otro campo conceptual e ideológico desde donde pensar la normatividad compulsiva de la biopolítica. Con la metodología piquetera se sitúa geopolíticamente y despliega algunas irreverencias: 1. Al respecto de las transcripciones y traducciones: Estas dos operaciones se realizan en el código genético y son fundamentales tanto para la duplicación del ADN como para la fabricación de proteínas. Podría decirse que son la base de la genética.

Pensando en clave celular, el cuerpo de pinturas, videos, collages, instalación y tarjetas que hacen a este ensamble no han respondido a mecanismos de producción tranquilizantes ni recurrentes. Como tampoco fieles ni obedientes, más bien se han configurado con tiempo inestable y tormentas aisladas. Sí con un objetivo claro centrado en la experimentación y en la no reproducción del sistema, en torcer, en detener.

2. Al respecto de tomar lo que necesito: Cuando logro poner en palabras el modo en el que he trabajado, siempre termino diciendo que extraigo partes del mundo, las ensamblo y retuerzo los sentidos. Es un modo amable de decir que ilegalmente robo imágenes para construir videos, collages y tarjetas. Que robo el diseño de un logo que corresponde a un negocio en el que venden las Artesanías Neuquinas para construir las etiquetas de un muestrario de la Industria petrolera. No ceso en el intento de conectar con mi propia humanidad y también robo petróleo a una multinacional y sangre a un sistema estatal.

En búsqueda de nombrar correctamente estas operatorias estuve leyendo el Código Penal de la Nación Argentina (1984) y existe una diferencia entre robo y hurto. Según el artículo 164 el robo es el delito que se comete al apoderarse con ánimo de lucro de algo ajeno, siempre que se emplee violencia sobre las personas o fuerza en las cosas. En cambio, según el 162, el hurto consiste en tomar con ánimo de lucro elementos ajenos contra la voluntad de su dueño, sin que se incurra en violencia.

A diferencia de las técnicas de las bellas artes, este modo de constelar no se condensaría bajo las definiciones de robo ni de hurto ya que no hay ánimo de lucro, ni violencia, ni considero que los materiales que uso sean elementos ajenos. De esta manera es que, repentinamente, la explicación de lo que hago se rompió. Ni siquiera queda atrapada en definiciones amplificadas. Y todo es un mientras tanto que no tiene palabras.

3. Al respecto de ser otra: Para acceder a ciertos espacios necesité ser otra, aunque sea en las redes. Durante años participé del foro de petroleros, me hice pasar por petrolera, intercambié ideas con las personas que trabajan en la edición de la revista llamada la familia petrolera, me hice amiga de petrolerxs chongos[5] y logré que – en horario de trabajo- grabaran un video de cumbia para un compañero que había sido despedido.

Conocí mucho acerca del manejo de recursos humanos en las petroleras, acerca de la construcción de coordenadas de inteligibilidad, de fiestas, de penas, acerca dela identidad petrolera y del lugar de la familia en este circo.

A veces sentía que me estaba manejando con la lógica empresarial ya que las empresas siempre vigilan los datos de comportamientos. Es imposible proteger las identidades en las redes. Por ejemplo, si sabemos conversar con la dirección IP de una persona, podemos saber las características de su computadora, los movimientos que hace, los programas que usa, los lugares que visita, lo que consume, entre otras cosas. Los servicios gratuitos se pagan con la identidad y con la información de actitudes de consumo. Los nichos de mercado se identifican a partir este tipo de análisis y a poca gente nos parece horroroso.

En las instituciones siempre voy siendo otra, a veces, en la vía pública también. Frente a la policía soy otra, frente a la maestra de la escuela de mi hija también. Siempre hay algo de mí en todas esas identidades ya que las estrategias de camuflaje son parte de mi resistencia. Aunque nunca me escurro por completo de mi cuerpo gordo.

4. Al respecto de la comunidad: la principal insumisión fue construir zonas de indeterminación y de inmunidad, al nuclear a personas que trabajaran en esta monstruosidad. El accionar se iba ensamblando en inmoralidades éticas que atravesaron territorios judiciales a campo abierto. Desde grabar un audio del típico chongo petrolero que salió de yire hasta conseguir reactivos, anticoagulantes, medios de cultivo, centrífugas, pipetas, entre otros materiales de laboratorio. La metodología de trabajo garantizó acceso a material administrativo, científico y publicitario, en una colaboración continua e indirecta a las performances de ilegalidad y de provocación social. En esta comunidad, más que conversar siempre susurrábamos, mirábamos, tocábamos, hacíamos señas, sonreíamos y le poníamos el cuerpo.

El proceso de trabajar juntxs fue como hacer una excursión en nuestra Patagonia, caminando una experiencia colectiva de denuncia y deseabilidad, con azotes del aire seco en la cara como modo de transitar el dolor y con la decisión de respirar aún más del viento del desierto. Cuando se trata de hacer/ser más que resistencia, a mí siempre se me seca la garganta. Es una sed enorme, más grande que yo misma. Tengo una sed de años. Me muevo, respiro, olfateo y me junto a cuerpear con otrxs que andan en la misma.


- Küla - Oficio

“Siempre sospeché que la ley, como la lengua,

estaba loca o, en todo caso, que era el único

lugar y la primera condición de la locura” El monolingüismo del otro. Jaques Derrida

En mi trabajo como docente de Ciencias Naturales aporto relatos y también puedo pensarme como puente, tijera, machete, pincel, ampolla de decantación, termómetro, dinamómetro, chicle, café y así. Puedo identificarme con muchos objetos, objetos que traen consigo acciones, emociones y de nuevo contexto.

Con la finalidad de desnaturalizar realidades que generalmente se pasan por alto, decidí comenzara ordenar pequeños pedazos de realidad y enfrascarlas. De este modo fui aislando fragmentos de cosas que permitían leer ensambles dinámicos y redes fluidas en relación a la industria del petróleo.

Delinear las sospechases abrazar lecturas que sometan a las muestras a un análisis acerca de lo que veo, delineando también sospechas. Por ello seleccioné quince muestras, algunas secas y otras de fluidos corporales. La idea es potenciar el imaginario que puede disparar un trozo de tela, uñas, saliva, semen, tierra, entre otros elementos.



Recuerdos neuquinos. Fragmento de 4/20 frascos de objetos laboratorizados / laboratorizantes. Instalación. 2014 Aquí, como se puede observar en las fotografías, el texto que acompaña las muestras es fundamental. Bajo el logo que exhibe relación con la cultura mapuche, se detalla el material del frasco y el contexto de extracción de la muestra. Contexto que pone en escena problemáticas tales como el consumo de cocaína en relación a la productividad extrema, la trata de chicas en bares instalados en comarcas petroleras, el vertido de sustancias tóxicas, los rituales de masculinidad extrema, entre otras.

Con la literalidad agonizante también se le puede hacer frente a los métodos científicos. Contra el delirio de la clasificación que la instalación reclama y promueve, el montaje solo refiere a un campo metodológico o, más sencillamente, al lugar de una experiencia – por un momento- de (la) verdad. La organización de esos rastros/ vestigios/ indicios/ restos, le da a la instalación una función historizante. Activa relaciones y narraciones de un tiempo que no es independiente de nosotrxs, ya que se articula en nuestras memorias, en nuestros sistemas simbólicos, en nuestros deseos, en nuestras penas, en nuestras incertidumbres y en nuestros cuerpos. No necesariamente remiten al pasado, sino que enuncia presente y también, futuro.


Otra cuestión fundamental a considerar, sobre todo tipo de instalaciones, es lo que expone y lo que oculta deliberadamente. Acerca de las superficies de diseño instalativo Boris Groys, en Volverse público (2014), expresa: “El espacio de la instalación es donde estamos inmensamente confrontados con el carácter ambiguo de la noción contemporánea de libertad que funciona en nuestras democracias como una tensión entre libertad soberana e institucional. La instalación artística es así un espacio de develación (en el sentido heideggeriano) del poder heterotópico y soberano que se esconde detrás de la oscura transparencia del orden democrático” (2014, 67).

El muestrario de objetos laboratorizados oculta, con cautela, situaciones de la industria petrolera y las expulsa gritando. Sólo se hace en un oficio, oficio que es riesgo y riesgo es lo salvaje de eso que excede la instalación y que amenaza promiscuidades del muestreo. Siempre fue una opción comerme el contexto completo para generar las condiciones de posibilidad de la extracción de la muestra, actitud orgullosamente antropofágica.


- Meli - Tarjetas

“No hay costumbre sacralizada en la lengua

proletaria. Invierte su veneno en demoler los

cómodos hábitos del leguaje, lugares de

pasmosa quietud. Su torrente lúbrico

desorganiza las colecciones de ideas instituidas”. Deslenguada. Valeria Flores

Así como usé una estética insípida para el muestreo, uso una estética aquí del mercado de la calle. Ese colocar fuera del campo naturalizado a un dispositivo, es activar la posibilidad de reterritorializarlo.

Las quince tarjetas de 512 x 748 pixeles, impresas con el menor presupuesto posible, recorren medios de transporte públicos, restoranes, escuelas, mercados, estaciones y otros lugares públicos. Se reparten a colaboración. Son producto de las imágenes residuales y tensionan, de un modo muy relajado, temáticas de nuevo vinculadas a la Industria Petrolera y al mundo. Las imágenes que se presentan son, en primer lugar, recolectadas en distintas etapas del proceso de investigación, es decir, imágenes derivadas del flujo extractivista.


Con las tarjetas tuneadas[6], vuelvo una y otra vez a pensar en lo que expresan Deleuzze y Guattari, en El antiedipo (2005): “el capitalismo llena así con imágenes su campo de inmanencia: incluso la miseria, la desesperación, la rebeldía, y por otra parte, la violencia y la opresión del capital se vuelven imágenes de miseria, desesperación, rebeldía, violencia u opresión.” (2005, 2729)

Me encuentro de nuevo operando con huellas del proceso de investigación en el que construí/tomé datos del campo. Podría decirse que estas imágenes nuclean procesos etnológicos discontinuos y seleccionados perversamente a favor, nuevamente, de la hiper-literalidad. Escribo un texto y la imagen le conversa, como las rosas hablan de amor en las tarjetas postales, como el Che habla de luchas sociales y las fotos de los santos protegen y responden a nuestros pedidos.

Las tarjetas afirman quince premisas en torno a la construcción de identidades fijas, al amor romántico, a la prostitución, al aborto, al matrimonio, al postporno, al amor al petróleo, a la posibilidad de muerte digna, entre otras temáticas. En el discurso de distribución de estas impresiones se usan tres estrategias de venta. Primero, tener las tarjetas te permite acceder a cierta comunidad en relación a la OBRA DE ARTE y a los dilemas que plantea; segundo, podés ser dueñx de ellas y tenerlas, te mantienen coherente, te recuerdan tu espíritu crítico; y, tercera, te integra a la serie de testimonios del bienestar coleccionable de las tarjetas.

En toda esta parafernalia fetichista, se activa algo más, otra cosa posible que no se resume a las estrategias del mercado ni a la tarjeta individual. Se teje una red de relaciones que exceden los conceptos, con movimiento y mutabilidades singulares. Las tarjetas hacen máquina, activan alegóricamente el montaje de fragmentos que en el fondo se sostienen en un estado de peligro y emergencia. Si bien la trashitud de las tarjetas podría generar una lectura inicial de Banalidad, chiste o simpatías, se cocina incomodidad que humea ruinas. Las ruinas exceden el billete del petroca, excede las 4 x 4 y los viajes a Miami, los colegios privados, los intentos de blanquedad recurrente y los carros del supermercado explotando. Las ruinas exceden a la competencia simbólica. No son simbolizables, son realidades inimaginables, son las ruinas que nos constituyen, que rebalsan, que son de lxs vencidxs.

Jean-Luc Nancy, en “El vestigio del arte” (1997), escribe acerca de la ubicación de las ruinas en el arte contemporáneo: “Las caídas, los deshechos, las quebraduras, los pedazos despedazados, los restos, los despojos, los recortes, las porquerías, los excrementos de los que rebosa —o los que vomita— el arte contemporáneo, el trash art, están todos puestos, depuestos y expuestos sobre el límite infinitamente delgado que separa la decadencia del caer en suerte, la pérdida del destello y el abandono del abandono mismo”. (1997, 11)


- Kechu -

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“Podría publicar un diario dedicado, no a la

conspiración del silencio, sino a la conspiración del habla” Tres guineas. Virginia Woolf


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En el segundo video, se presentan imágenes de petroleros bailando la cumbia del progreso que le agradece a dios tener dinero, trabajo y progresar.


Se intercalan movimientos de cintura, perreo en excavaciones y el baile del caballo dentro de una casilla petrolera. Irrumpe, en medio del videoclip, el baile de una rogativa mapuche llamada nguillatun. Todo el video es inundado con una estética ventosa y sucia, de barda neuquina.

En el tercer video, que se llama máquina deseante, trabajo de nuevo con la publicidad. Sobre un anuncio de la re-estatización de YPF, confecciono un collage con imágenes desmembradas del machismo pero en clave de comedia horrenda. Se tiende una red entre sexo, romanticismo, camioneta, paternidad, consumo de carne, eyaculación, felicidad y extractivismo.

Lo pornográfico, aparece en todo el trabajo como tecnología visual pedagogizante y vinculada al mercado, inspirada por la exacerbación del detalle y el troceo de la carne. Diseñada, principalmente, para y por el ojo de cis-varones. En palabras de Felipe Rivas San Martín, expresadas en La categoría del porno (2012): “La categoría pornografía se revela de pronto al análisis como una herramienta teórica(visual) esencial al momento de examinar el dispositivo de control biopolítico contemporáneo. La pornografía deviene así tecnología visual, máquina de cazar miradas, prótesis con que observar un mundo prostético”. (2012, 36)

Extractivismo es una forma de imperialismo pornográfico ecológico. Fuga de materia, nutrientes, energía para abastecer a países poderosos. Sigo entonces haciendo cosas que, mucilaginosamente, hacen crecer este cuerpo de obra, sabiendo que los regímenes extractivistas son formaciones socio geo económicas en las que prima un patrón de organización y de estructuración del poder en base a la sobreexplotación de la naturaleza; y ante esto, hay más que resistencia.

Notas:


[1] Me refiero a la memoria en el sentido que le atribuye Walter Benjamin, no como la posesión de lo rememorado —un tener, coleccionar cosas pasadas— sino como una aproximación siempre dialéctica a la relación de las cosas con su lugar, es decir como la aproximación misma a su tener lugar… Deducía de ello (de una manera muy freudiana, por lo demás) una concepción de la memoria como actividad de excavación arqueológica, en que el lugar de los objetos descubiertos nos habla tanto como los objetos mismos, y como la operación de exhumar (ausgraben) algo o alguien durante mucho tiempo tendido en la tierra, dentro de una tumba (Grab) (Didi-Huberman, 1997, p. 116).

[2] El buen vivir, para las comunidades originarias refiere a una vida digna, en plenitud. [3] Me refiero con praxis al sentido Freireano de la palabra. [4] El artículo 19 de la constitución nacional: 1995 Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe. [5] Uso la palabra chongo para referirme al macho como figura del machismo. [6] Me refiero con tuneadas a que los diseños responden a una estética de base, dura, similar a la de power point, a la del viejo banner que aun gobierna en algunos flyers. Esta terminología incluye a los diseños que vienen predeterminados para insertar foto y texto en tarjetas de marcos pomposos y empaquetados. [7] https://vimeo.com/121099920 / https://vimeo.com/112389030 /

https://vimeo.com/113568768 / Contraseña: Neuquénarde Bibliografía


Adrian Cangi,“Variaciones del cuerpo poético”, en: Revista Kaypunku, Lima, 2017.

Boris Groys, Volverse público, Caja Negra, Buenos Aires, 2014.

Código Penal de la Nación Argentina, Ley Nº 11.179.Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Boletín Oficial. Buenos Aires, 1984.

Constitución de la Nación Argentina, Ley Nº 24.430.Boletin Oficial, Buenos Aires, 23 de Agosto de 1994.

Didi-Huberman, G. Lo que vemos, lo que nos mira. Manantial. Buenos Aires, 1997.

Diéguez, Ileana, “Necroteatro. Iconografía del cuerpo roto y sus registros punitivos”, en: Revista Investigación Teatral, Vol. 3, Nº 5, México,2013-2014

Eugenio Zaffaroni, Conferencia: Estructura básicadel derecho penal. Buenos Aires,2012, Recuperada en: https://www.youtube.com/watch?v=tGyacx_Ag4Y

Giles Deleuze y Félix Guattari, El antiedipo, Paidós, Buenos Aires, 2010.

Irina Gari, “Territorios, cuerpos y subjetividades en disputa”, en: Revista Aji tamos, Neuquén, 2018.

Lorena Cabnal, Feminismos diversos: feminismo comunitario, Asociación para la Cooperación con el Sur (ACSUR), las segovias, Nicaragua, 2010.

Nancy, Jean-Luc, “El vestigio del arte”, Las Musas, (1994, 2001). Trad. H. Pons, Buenos Aires, Amorrortu, 2008.

Rosi Braidotti, Lo posthumano, Gedisa editorial, Barcelona, 2015.

Walter Benjamin,“Tesis de filosofía de la historia”, en: Discursos interrumpidos, Madrid, Taurus, 1973.

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